lunes, 21 de marzo de 2011

El Arte de meter el dedo en la llaga

Si de días de la semana se trata, el domingo es un día destinado al más cruel e innecesario castigo autoinfligido. La potencia destructiva se ve incrementada si la tarde se enmarca en un cielo nublado que te recuerda, indirectamente, que en tu vida no hay sol.

Ahora bien, me disculpo por abandonar por unos momentos la solidaridad hacia mi género y admitiré, con poco orgullo, que las mujeres somos “las Reinas del Masoquismo” y gobernamos de taquito el reino del “Me encanta sufrir”.

A través de los años, hemos perfeccionado nuestra capacidad de adornar los recuerdos dolorosos con canciones melosas que chorrean historias de amor cursi, fotos viejas de “cuando era feliz” y, según el gusto, ¼ de helado de chocolate amargo. ¡Por favor, mujeres! Hacer esto y extirparse el corazón para venderlo en el mercado negro luego de azotarlo con un látigo de 5 puntas es, prácticamente, lo mismo.

Desde luego, si la nostalgia de un amor que “no fue” ataca mi día, lo último que debería hacer es pedirle a Alejandro Lerner que me recuerde lo maravilloso de “Amarte así”. Aún peor, si soy una profesional en el asunto, escucharé ininterrumpidamente a Montaner, quien - a modo informativo – me explicará que “la noche dura un poco más” cuando estás “Tan enamorado”. Más más más: si no temo a los desafíos, veré "Diario de una Pasión" y adelantaré "Titanic" hasta el instante en que Leo DiCaprio, tipo estatua de hielo, suelta la mano de Rose (o al revés, dado que Leo ya estaba… muerto) y se hunde cual ancla hacia las profundidades del océano. Y así, durante los 10 segundos más eternos del mundo cinematográfico, veremos el rostro angelical de “Jack” descender hacia la oscuridad. ¡Oh!

¡Muerte a todos ellos! A las canciones que te apuñalan el último suspiro de racionalidad, a las fotos empolvadas y a las películas que cuentan historias de amor que, tal vez, podrían ser verdaderas… en el decimonoveno planeta de una galaxia aún no descubierta.

Quisiera que algún individuo, con conocimiento de causa, argumentara al menos UNA consecuencia beneficiosa de revolver frenéticamente nuestro pasado cuando aún no fue superado. Es casi tan incompatible como iniciar una rigurosa dieta y hacer una visita guiada por Mc Donalds. “No pasa nada, puedo resistirlo”, repetís inútilmente en tu mente mientras correteas entre hamburguesas grasosas y crocantes papas fritas que te invitan a sumarte a esa fiesta de calorías y sabores.


Otra actividad autoflagelante que se ha vuelto tendencia en este mundo 2.0 es la de devorar las redes sociales cual Sherlock Holmes en una búsqueda desenfrenada por hallar pruebas. Se rastrea el universo cibernético para cerciorarnos que él/ella es una persona infeliz desde que no somos parte de sus días. Y aquí lo más bajo: nos hacemos cargo de canciones y frases que poco tienen que ver con nosotros pero, con una habilidad asombrosa, hallamos puntos de conexión impensados:



1. ESTADO DE FACEBOOK / TWITTER: “Que buena milanesa napolitana con papas que me comí con los muchachos!”


2. PUNTOS DE CONEXIÓN: La milanesa napolitana se vendió por primera vez en Buenos Aires en la década del 30, años de una profunda crisis económica mundial conocida como La Gran Depresión, post caída de la Bolsa. Asimismo, hay una variedad de papa llamada Desiree, casualmente, el mismo nombre de la primera esposa de Carlomagno, cuyo significado es “la más deseada”.

En 1970 se estrenó la película “Muchacho” protagonizada por Sandro, quien interpretaba a un isleño empobrecido que se enamoraba de una chica de la alta sociedad, pero el padre se oponía a este amor.

3. INTERPRETACIÓN: Está sumergido en una profunda angustia y depresión. Es tanto el deseo que siente por mí que quisiera pedirme que sea su esposa. Lo único que lo detiene es la presión de su entorno, sabe que pertenecemos a mundos distintos, pero está dispuesto a luchar por este amor aunque esto implique enfrentarse con su propio padre. (¿?)

¿En qué momento nos volvimos expertas en derrapar de este modo? ¡Por favor!

La próxima ocasión en que mi voluntad comience a resquebrajarse, pondré a todo volumen la discografía completa de Marilyn Manson, preferentemente aquéllas que hablen sobre tripas en descomposición. Veré sin descanso las cuatro "Terminator", "Cementerio de Animales" y remataré la noche con "Alien Vs Depredador". Dado que el chocolate suele asociarse con los regalos, los regalos con los aniversarios, los aniversarios con el amor y etcétera de asociaciones poco felices, el cacao quedará completamente anulado de la dieta diaria. En su lugar, le entraré sin pena a un salamín picado fino y un buen Leverbush, cuyo nombre sugiere cualquier cosa menos pasión y ternura.

Elemental mis queridas amigas, elemental.

Tefi Toretti Perrone

14 de Marzo de 2011

martes, 8 de febrero de 2011

Que la Magia sea contigo

Tiempo atrás, en una charla de café con una amiga, intentábamos explicarle a un tercer participante de la ronda de qué modo llamábamos a ese escalofrío encantador que nos anuncia la llegada de una persona especial a nuestras vidas. Ese “algo” que te roba una sonrisa picarona mientras viajás en el colectivo como sardina enlatada. Y ahí estás vos, pegoteada e inhalando cada centímetro cúbico de aire apestado por un crisol de aromas de dudosa procedencia, pero con una envidiable medialuna de dientes de oreja a oreja. “¿Y a esta piba qué le pasa”?.

Aún no es amor, claro. Tal vez llegue a serlo o tal vez muera en el intento ahogado de subir un nivel. Es el encantamiento de los primeros días que preludia que aquello será mucho más que un beso pasajero. Un temblor que mueve tu piso con epicentro en la cabeza y réplicas en cada uno de tus sentidos. Nosotras lo llamamos “magia”.


Como buena acróbata de extremos, no me invaden mariposas revoltosas…¡son pterodáctilos bajo altas dosis de anfetaminas! Eufóricas, estas criaturas aladas surcan los cielos de mi estómago advirtiendo la cercanía de “esa” persona especial. Como un Jurassic Park en mi interior.



  • Aceleradores y atenuadores de Magia

La Magia puede afectar ciertas funciones cognitivas, como la imagen que se tiene de la persona especial. En mi caso, siempre he sentido admiración por el individuo que logra ejecutar con facilidad acciones para las cuales, definitivamente, no nací apta. Por ejemplo: aniquilar cucarachas - 10 puntos extras si son de las voladoras - insecto abominable que el maldito proceso de selección natural se esfuerza por mantener con vida hace más de 300 millones de años.

La magia se vería devastada si, ante la aparición de este bicho despreciable, el hombre huyera despavorido - con las manitos al aire - gritando en mi dirección: “¡matala vos, matala vos! Ahhhhh”.


Pensar que mientras las cucas de multiplican como supermercado chino, los pandas podrían extinguirse en dos o tres generaciones. Injusticias si las hay...

Desde luego, los aceleradores de la Magia son subjetivos y a piacere de cada protagonista. Son pequeñas “yapas”, una especie de plus que excede las cualidades básicas - llámese: buen corazón, compañerismo, fidelidad, bla bla - que cualquier ser humano cuasi normal espera hallar en una pareja. No son determinantes a la hora del surgimiento de sentimientos bonitos pero, de existir, “suman” a pasos agigantados.


Por ejemplo, una amiga de una amiga los prefiere con barba de unos tres o cuatro días, de esos que te besan y te aplican una “acción pulidora”. Algo así como una exfoliación profunda, natural y ¡gratis!. 2x1: beso + SPA facial. Verla con el rostro luminoso, terso y ligeramente irritado es sinónimo de un fin de semana más que interesante.


Imagino también que el 90% de las personas buscamos una media naranja instruida con quien poder entablar, alguna que otra vez, una conversación enriquecedora. Un individuo que, luego de charlar sobre el nuevo expulsado de Gran Hermano, el pronóstico extendido del tiempo de todas las provincias del país y las pelucas de Moria Casán, sea capaz de modular una serie de oraciones que guarden coherencia y sentido. Tampoco es deseable un “Premio Nobel” cuya idea de “tarde perfecta” sea debatir qué cantidad de cromosomas tiene la mosca del Mediterráneo o ver una maratón de los 1001 dioses y personajes de la mitología clásica.



Chico x: Quiero saber más sobre vos. ¡Contame cuál es tu primate asiático preferido!.

Chica x: mmm no sé. ¿El tuyo?
Chico x: los mangabeyes de mejillas grises.
Chica x: Ah, mirá vos… Hagamos algo más divertido,¿te parece?.
Chico x: ¡Dale, dale! Adivina adivinador: es dura, su proceso de conformación es leeeento y se lleva a cabo en las profundidades.
Chica x: mmm no sé, no sé A ver, mostrame ;)
Chico x: ufff, ¡mujer! Las rocas magmáticas intrusivas. ¡Era reeee fácil!
Chica x: (¿?). Tus jueguitos dejan bastante que desear. ¿No conocés algún otro más “interesante”?
Chico x: Sí, sí, conozco uno GE-NIAL. Venía un barquito cargado de especies de murciélagos que empiezan con la letraaaaa “B”: “Balantiopteryx plicata”. ¡Seguís vos!
Chica x: ...Batman?


Los ejemplos son infinitos:


El primo segundo del ahijado del verdulero de la esquina ansía una compañera mágica a quien no tener que explicarle por qué los equipos cambian de lado en el mediotiempo de un partido. Tampoco pretende un Mariano Closs versión femenina que te discuta de qué manera Falcioni debería formar el medio de Boca con Somoza, Erviti, el burrito Rivero, Riquelme y Colazo. O se indigne con Sabella porque dejó a Rodrigo López en el banco todo el campeonato, mientras le increpa furiosa al televisor con control remoto en mano tipo sable luminoso jedi.


El vecino de este primo segundo ve multiplicada la Magia ante una mujer de buen comer. De esas que rinden culto a la carne al horno con papas y rezan cinco veces al día en orientación a la heladera aunque – y aquí la parte verdaderamente mágica - han sido bendecidas con el maravilloso don de la “no asimilación de calorías”.


  • Sí, estoy sonriendo.....¿y qué?

Nuestros días están repletos de sensaciones maravillosas, pero sonreír sin un motivo aparente embellece el alma. La Magia ilumina, completa y desborda hasta esfumarse por completo o intensificarse hacia otra clase de sentimiento más terrenal

Sepan disculpar la cursilería poco científica y tan abstracta; será que no hay anticuerpo capaz de resistir con éxito el advenimiento del Día de los Enamorados y toda su parafernalia marketinera. Por tal razón, para este 14 de Febrero, no les deseo más que montones de sonrisas mágicas e injustificadas!

lunes, 24 de enero de 2011

Manual del Cobarde

El hombre sincero* pasó de moda. Si bien aún se conservan un par de ejemplares, el instinto natural de supervivencia y preservación de su especie los ha llevado a esconderse en lugares recónditos. Hallar un homínido de esta naturaleza es casi tan complicado como acostarse con el pelo mojado y esperar no amanecer pareciendo la hermana gemela de Krusty el payaso.

* Espécimen masculino muy primitivo extinguido hace 3,9 millones de años.

En la entrega del día de la fecha, encontrará cuatro sencillas estrategias para usted, hombre de poca monta, que desea poner fin a la relación que ya no lo llena. ¡99,9% de efectividad comprobada!


Estrategia 1: EL DESAPARECIDO


Chica x: Aló… ¿está Mariano?
Chico x: (disfrazando la voz): Mariano is dead.
Chica x: :O
Chico x: Mentira, mentira, pero viajó al país de Nokiero Vertemáz.
Chica x: ¿Y cuándo regresa?
Chico x: Y… ¿por qué el cielo es celeste? ¿qué gusto tiene la sal?. La vida está llena de interrogantes que aguardan a valientes capaces de sumergirse en la ardua lucha del descubrimiento. La conciencia de la propia ignorancia es un paso firme hacia la virtud del saber: “Sólo sé que no sé nada”.
Chica x: Mariano ¿sos vos?.
Chico x: …tuuu tuuu tuuu


Estrategia 2: EL INDIFERENTE

Chica x: El jueves qué haces?
Chico x: Juego al fulbo con los pibes.
Chica x: y después?
Chico x: ceno con unos amigos.
Chica x: y después?
Chico x: voy a ver la saga del Señor de los Anillos y leer el Larrouse Ilustrado, boca abajo y de atrás para adelante.
Chica x: y después?
Chico x: planto un árbol, escribo un libro y dono un órgano. Y tal vez me aprenda de memoria las aplicaciones, propiedades y efectos de los elementos de la tabla periódica, en japonés.
Chica x: y después?
Chico x: bueno, si querés salimos.
Chica x: :)


Estrategia 3: EL OFENSIVO

Chica x: Quisiera que el día de mañana, a nuestra hija, la llamemos Penélope.
Chico x: Sabes la cantidad de nombres de mis futuros hijos que ya escuché.
Chica x: Bueno, pero éste es “especial”.
Chico x: Sí, claramente sí. Los amiguitos la van a llamar “Pene”; copado andar por la vida con apodo de miembro viril masculino.


Estrategia 4: EL MENTIROSO

Chico x: Mirá, la paso re bien con vos. Sos una mina divina por dentro y por fuera; jamás me sentí así con alguien, pero…
Chica x: pero…
Chico x: desde pequeño he soñado con hallar el propósito de mi existencia y paso por este mundo. Entonces, con sudor y lágrimas, decidí unirme a un escuadrón voluntario de jóvenes solidarios, héroes de la nueva era. El mes entrante nos adentraremos en la amenazante Selva Amazónica hasta llegar a una colonia de focas bebé.
Chica x: ¿En el Amazonas hay focas?
Chico x: ¡Miles! ¡Por favor, mujer!… y son huérfanas. Algunas son discapacitadas porque perdieron extremidades devoradas por feroces caimanes.
Chica x: Suena peligroso. ¿Y con quiénes vas?
Chico x: Chicos valientes, veterinarios, lugareños que nos enseñarán el camino para no perder la vida en trampas mortales, mi ex, autoridades de la asociación, bla bla.
Chica x: ¿Perdón?¿…Tu ex?
Chico x: Ah sí… Pero tenés que ver las fotos de las foquitas BE - BE, son pequeñitas bolitas peluditas blanquitas con ojos cristalizados tras ver a sus padres morir, al cabo de eternas horas de agonía.
Chica x: ¡&%#/&$ qué me importan esas focas sarnosas de la selva amazónica! No puedo creer que vayas con tu ex.
Chico x: Qué la boca se te haga a un lado, mujer. ¡Si te escuchara Ace Ventura!

Desde luego, una serie de requisitos son indispensables para la puesta en práctica de las mencionadas estrategias: dotes actorales de película hollywoodense de bajo presupuesto, cara de “yo no fui”, buena dicción aún cuando se miente y un corazón remojado en nitrógeno líquido.

Junto con la compra del Manual, usted recibirá: 1 libro ilustrado con animales “bebe”, 1 tabla periódica en japonés, 1 distorsionador de voz y 2 cojones de goma espuma tamaño real.

¡Llame ya!



miércoles, 5 de enero de 2011

Así de simple

Desde que tengo uso de razón, he defendido dos grandes ideales grabados a fuego en la bandera de mi infinita ternura:

  • En primer lugar, nunca más permitiría que me corten el pelo como Mafalda. Es aceptable si sos una caricatura regordeta e iracunda con visiones revolucionarias que poco se interesa en asuntos superficiales del tipo “ese corte de pelo te hace cara de paty”. Pero definitivamente es una invitación free pass a la exclusión social si sos un púber en pleno desarrollo de tu identidad.

  • En segundo lugar, no olvidar jamás que los sentimientos son SIMPLES.

Los sentimientos son de generación inevitable pero reacción controlable. Desde luego, la efectividad en ese “control” podrá verse afectada por un número considerable de variables:

  • El grado de concentración alcohólica que corra por las venas:
    Un par de tequilas alborotan de pies a cabeza toda dimensión conductual incentivando al borrachín, carente de filtros, a decir sin pudor cuanta guarangada venga a su cabeza. Aquello que evitaste confesar bajo la premisa de “todavía me quiero un poquito como para continuar arrastrándome cual trapo mugriento con aroma a perro mojado en un callejón abandonado”, por arte de magia, se desprende furiosamente de tus labios entre balbuceos, letras arrastradas y ojitos a medio abrir.
    ¡Salud, muchachos!

  • Esa sensación extrema que recorre cada gramo de tu existencia pidiendo a gritos que hables ahora o calles para siempre. Algo así como estar inmovilizado a centímetros del andén mientras un tren de alta velocidad se lleva tu corazón sin saberlo. ¡Momento, eso es mío!.
    Privarse de decir cosas, sea cual fuere la razón, es similar a un pellizco punzante en el rollito más carnoso; es respirar en profundidad y aún así sentirse tan ahogado. La cuenta regresiva de esta “bomba interior” + “tren que se va” incentiva maliciosamente a soltar de una vez por todas tanto sentimiento reprimido bajo la falsa promesa de calma post tormenta.
    Tic tac tic tac (efecto sonoro de bomba activada con un despertador adherido)

  • "Por las noches la soledad desespera", canta la Bersuit mientras muevo el pie al ritmo de una canción que espero no se torne autobiográfica.
    El reencuentro con uno mismo es siempre productivo al menos que seas un asesino serial, lo cual implicaría una introspección algo suicida. Pero la soledad elevada a la máxima potencia en aquellos cansados de su compañía - ¡valga la contradicción! - es un piquete a la razón*.
*Premisa no aplicable a los corazones fríos

Una vez repasados algunos de los tantos mecanismos que atentan descaradamente contra el control eficaz de sentimientos, retomamos la explicación inicial.

Identificar lo que se siente es sencillo, tanto como determinar si te gusta o no te gusta el helado de limón. Complejo es entender el porqué de ese sentimiento (y aquí la razón por la cual los psicólogos siempre tendrán trabajo). Asimismo, explicarlo con las palabras justas cuando alguien indaga al respecto y no recaer en un trabalenguas mortal en donde acabas por decir “te odio” en lugar de “te quiero” no es tarea fácil.

- Chico x: ¿Te gusta el helado de limón?
- Chica x: sí, obvio
- Chico x: ¿Y por qué?
- Chica x: ehhh bueno, sí... claro, pasa que es frutal, ácido y... amarillo. Me gusta el amarillo; Píkachu era mi Pokemon favorito (?). ¡Me gusta y punto!


En mi maravilloso mundo utópico, cuando los sentimientos adquieren la fuerza necesaria dan lugar a un panorama limpio de dudas. En este cielo despejado, los miedos y fantasmas - aunque inquilinos permanentes y quejosos - pierden voz y voto.

Empiezo a creer con mayor convicción que cuando todo se complejiza, invaden las preguntas y cada acción se razona y repasa haciendo un mundo de ello, se pone en evidencia la debilidad de las pasiones involucradas.

Los sentimientos no se piensan.
Así de simple, vio.



sábado, 11 de diciembre de 2010

Entre besos y principios

ATENCIÓN: Es indispensable que, para el correcto entendimiento de esta nota y, por extensión, de quien la escribe, cada párrafo sea leído teniendo en cuenta que soy una “persona especial”.
Desde luego, el adjetivo especial tiene todo tipo de de significados, felices y no tanto. Se puede ser especial como Rafa Gorgory, el simpático y gordinflón personaje de los Simpsons, que se escarba la nariz con cuanto objeto se le cruza por delante. O bien - y aquí entro en acción - desencajar de la percepción que el común de las personas comparte respecto de algún tema en particular.


Apelo a creatividad y sana imaginación de todos mis lectores para que recreen la siguiente situación que toma lugar en un conocido boliche de la noche porteña:

INTRODUCCIÓN

- Chico X: ¿Cómo te llamás?
- Tefi: Marta, Roberta o Tefi. Elegí el que más te guste; soy una mina flexible.
- Chico X: ¡Pegame y decime Marta! jaja
- Tefi: ehh bueno, quitando la parte violenta, decime Marta.

DESARROLLO:

De aquí en adelante, se suceden una serie de preguntas que suelo denominar “superficiales”; despiertan tanto interés como el ¿todo bien? que preguntamos 55 millones de veces al día.
Las respuestas suelen olvidarse tan rápido como se preguntan… claro, en el supuesto caso de que se escuchen: hablar con un punchi punchi de fondo es casi tan divertido como jugar al teléfono descompuesto:

- Él: ¿Siempre venís a bailar acá?

- Ella: No, no, soy de virgo y tengo novio.
- Él: Mirá vos, yo tengo un amigo que estudia lo mismo.


Las preguntas y respuestas se reiteran rigurosamente como si se tratara de un manual cuya autoría corresponde a un niño 5 años:

-
Él: ¿Tenés novio?
- Ella: Sí
- Él: ¿Y dónde está?
- Élla: ¿DÓNDE ESTÁ? Bueno, resulta que me porté bien en la semana, entonces decidió quitarme el cinturón de castidad y dejarme salir un par de horitas. De todos modos, tengo un chip intramuscular con GPS y detector de la aceleración de mi frecuencia cardiorrespiratoria. En caso de existir variaciones, el grupo SWAT irrumpe en el lugar, me llevan, te castran y asesinan a los testigos.
-
Él: Ok. Recalculando

¿Dónde está?¿qué dónde está? %&$%$$ ¡Por favor! Las mujeres podemos votar desde 1947 y hemos logrado obtener un lugar significativo en las diferentes esferas de la vida social. Y vos, soquete ignorante, venís a suponer que es ¿raro? que una mujer comprometida salga sola con sus amigas a divertirse. ¡Hagamos patria y deportemos a estos hombres!

- Fin de la sección feminista -

Continuemos con la escena planteadas a comienzos.
Las preguntas superficiales seguidas por el “ahhh, mirá vos” se dieron durante unos cinco minutos hasta que me preguntó:

-
Chico X: ¿Estás sola?
- Marta: Sola y muy feliz. ¿Vos?
- Chico X: Tengo novia, pero está en Uruguay.
- Marta: Ahhh, mirá vos.
- Chico X: ¿Ahora ya no me vas a dar una chance, no?
- Marta: Nunca tuviste una chance igual…

OK, fue una respuesta dura. Suelo ser más simpática y hago variaciones agradables del tipo: mi religión no me lo permite, mi amor es el mar, no sos vos, soy yo, etc.


NOTA:evitar respuestas del tipo “Me gustan las mujeres”. Es una bomba de tiempo que despierta en la cabeza del extraño un sinfín de fantasías no reprimidas entre las cuales se incluye una invitación para que le demuestres - de modo práctico/didáctico - que no mentís… besando a alguna amiga. ¡Paso!


Fue entonces que el Chico X repreguntó por qué no tenía chances. Pues claro, era esa clase de hombre que se sabe lindo y “ganador”, por lo que el “no” no se encuentra dentro de las respuestas moralmente admitidas. Respuesta denegada, este hombre se autodestruirá en 5, 4, 3, 2…

Dudé en dar una explicación real a esa inquietud, pero me percaté que - haciendo gala de su ego herido – era la única respuesta que verdaderamente le interesaba:

-
Marta: Bueno, resulta que soy una persona “especial”, idealista del amor y sentimientos similares. Considero que el valor del beso se ha devaluado sistemáticamente con el correr del tiempo y se tornó tan corriente como prestar una birome que podrías pedirme, indiferentemente, a mí o a cualquiera, varias veces en una noche. No te conozco, no te dejaría entrar a mi casa… ¡menos aún te daría un beso! No estoy interesada en ser tan insignificante en la vida de nadie, por el momento (nunca digas nunca).

A grandes rasgos y menos poética, esa fue mi respuesta: “Ni a palos, no te conozco. Desde luego, fue una explicación demasiado compleja para el marco en el cual trascendió. ¿Cómo hablar de amor – en sus diversas formas e intensidades – cuando por detrás suena “Yo soy tu gatita, tu gatita….”?

Ojo…
es mucho más simple y relajado de lo que aparenta. En mi manual de vida de veintitrés páginas, es regla básica que un Beso (sí, sí, con mayúscula) deba ser ganado con mucho más que 5 minutos de charla superficial.¡Qué sean 10 min como mínimo!.

De todos modos, cada persona hace uso del modus operandi que le resulte más ameno. Es más probable que yo, sapo de otro pozo, sea quien va de contramano atropellando gente con mis aburridas teorías de besos. Evidentemente, ver tantas películas de Disney tuvo contraindicaciones irreversibles en mí. La industria cinematográfica debería adjuntar manuales de instrucciones y una advertencia de posibles consecuencias melosas: “La exposición prolongada a esta película podría ocasionar una deformación permanente en su percepción sobre los besos. Véase con moderación”.

¿Cómo continuar con mi vida luego de ver cinco veces La Bella y la Bestia, donde un simple beso en los últimos cinco minutos de película transforma al monstruo peludo en Brad Pitt versión príncipe? Y vivieron felices para siempre…

¡Te maldigo Mickey Mouse!

lunes, 29 de noviembre de 2010

¡Pido gancho!

Marea calma vigilada por el flameo atento de una bandera celeste que decepciona a más de un entusiasta de las olas. Algo así como una boya esbelta que baila sola en el medio de un océano planchado. Boyando ella va…

Le Iba a suceder, irremediablemente. Los tropiezos reiterados no son gratuitos, ¿vio?. Te dejan las rodillas tipo pasa de uva, los codos machucados y el corazón rogando un “¡pido gancho!” a los cuatro vientos.

Lo juro, jamás le había sucedido algo por el estilo. Es de aquellas mujeres que, cuando caen, sacan la cantimplora de Coca Cola con Cafiaspirina - la espinaca de Popeye versión 2.0 - y siguen correteando montaña abajo al mejor estilo Heidi, pero farmacodependiente.

Eso terminó. Nadie logra ya agitar sus sentidos, nadie. La única emoción cuasi similar es toda aquella que implique conquistar un trozo del mapamundi y fundirse en el paisaje como estampa. ¿O por qué no el placer instantáneo de la primera cucharada de helado de chocolate amargo? Algo así como una orgía entre diez mil receptores gustativos y un utensilio que, cual caballo de Troya, infiltra en la boca edulcorantes, estabilizantes, conservantes, y sabe Dios cuántas otras cosas más.

Papilas caliciformes de fiesta = ¿Amor?.
Tan sencillo que era…


El equilibrio resurge con fuerza de titán, como un exiliado que regresa triunfal a la tierra que lo vio partir. Flamante se apersona ante cada impulso rebelde que pretende huir de ese estado de sedación inducido. Ella camina con la mirada clavada en el frente bajo un cielo a lunares que hoy brillan con la misma intensidad. Ella evoluciona, ella se transforma, ella es un ... ¿Pokemon?

Y de este modo transcurren sus días, engranajes indispensables para que la frase “tiempo al tiempo” surja efecto de una buena vez. Boyando ella va.


sábado, 13 de noviembre de 2010

Y ahora, el besito de las buenas noches...


Si yo le digo
quiérame, usted me pregunta “¿hasta dónde, mi coronel?”. Probablemente, haciendo uso y abuso de mi eterna ternura, responderé: “hasta la Luna, soldado”.

Así fue como, tiempo atrás, le pedí a mi Imposible que me quisiera “antes del viaje”. Esta exigencia temporal tenía una buena razón de ser: estaba a meses de despegar hacia mi amada Italia y ese hombre tenía la obligación moral para conmigo y la humanidad de quererme antes de partir. No era una sugerencia, ¡era una ORDEN!.

Desde que tengo memoria, colecciono ingeniosas respuestas novelescas para toda situación. Por ejemplo, confesé un “Te quiero” no correspondido. Con modestia, debo decir que fue un lanzamiento acrobático de la plataforma más alta de una pileta vacía de sentimientos. Ante el silencio reinante -momento en el que estrellé, en cámara lenta, mi cabeza contra el fondo de ese vaso a medio llenar - rematé con el especial afecto empalagoso que me caracteriza: “este es el momento en el que me decís´yo también´”.

He aquí la hipótesis que fundamenta de maravillas los orígenes de semejantes actuaciones pa(téticas)sionales:

En algún momento de mi ajetreada infancia, en esa aventura de exilio de la niñez y paso a la pubertad, sencillamenteme tragué al Topo Gigio. Desde entonces, este ratoncito italiano convive en mí, cual inquilino problemático, generando bullicio y revolucionando sentimientos que rogaban por un líder carismático que pusiera en marcha la rebelión de sensaciones.

Síganme los buenos” ordena Gigio a su pueblo, parafraseando al Chapulín y despertando en mi las actitudes más impulsivas.

Este roedor descarria
do no entiende de tiempos, pues lo sentimientos son aquí y ahora, blanco o negro, te quiero o no te quiero, me la juego o no me la juego, Pepsi o Coca-Cola (?). Con facilidad, se despoja de los miedos saboteadores y confiere simpleza cuando todo luce demasiado complicado como para siquiera animarse a intentarlo. Todo es “mucho” cuando Gigio está involucrado. Dejarlo actuar sin censura sería algo así como andar por la vida con el corazón en las manos.

El "Topo Gigio interior" es la personificación de aquellas locuras (y no tanto) que todos cometimos alguna vez por amor o sentimiento similar. Es la carta de 25 páginas de confesiones, son las horas que aguardaste ese mensajito que nunca llegó, son las lágrimas que desperdiciaste deshidratando al corazón, son los recuerdos que duermen entre las hojas de un libro que ya no lees, es el beso de sopetón, son las frenéticas mariposas que se estrellan contra las paredes del estómago cada vez que olés su perfume, es aquel maldito “te quiero” espontáneo que se desliza de tus labios y, dando volteretas en el aire, se desorienta respecto de la pista de aterrizaje.

En mi caso en particular, desde hace varios años, alquilo a Gigio una habitación en lo profundo de mi ser con oportunidad de compra a futuro, por lo que me despido de todos diciendo:

Y ahora, el besito de las buenas noches...

Y a la camita, a la camita...



domingo, 31 de octubre de 2010

Musculosas negras

Es inminente. En cinco días me desprenderé completamente de ella, mi gastada "musculosa negra". Este conteo - que contabilizo con ciertas imprecisiones - no es más que una ¿brillante? estrategia psicológica que me prepara, a un tortuoso fuego lento, para no contarla más entre los pilares de ropa que invaden cada centímetro de mi habitación. Ya no será una opción digna de vestimenta.

Tal vez, debería comenzar por analizar por qué la compré.
Vicio desmedido. ¡Ojo! en cierto punto, me reconforta la idea de haber canalizado mis ansias en la compra maratónica de ropa y no, por ejemplo, en cigarrillos o, aún peor, chocolates y fast food con acceso free hacia caderas, muslos y mofletes varios.


Como muchas de ustedes, no soy de la clase de mujer que soporta por demasiado tiempo no adquirir prendas nuevas. No obstante, he aquí el punto más crítico de mi simpático vicio: cuando comienza mi desesperación ante el desencuentro con la prenda deseada que cumpla con todos los requisitos, recaigo una y otra vez en la compra de musculosas negras que, bajo una mirada poco exigente, me generan la sensación de “oh! Por fin te he hallado, musculosa gloriosa digna de esta ¿diosa°?”

° La referencia final de la mencionada exclamación puede verse alterada por la percepción que tenga sobre mi persona ese día. Puede oscilar entre eso y “digna de esta vaquillona que se bajó medio kilo de helado como vaso de agua, soqueta”




  • Primera impresión musculosística (sí, sí, acabo de inventar la palabra):
La veo allí colgada, tan simple pero tan cautivadora. Un vidrio frío, cual frontera transparente de desconocimiento, nos separa. Me hago la difícil con ella y me paseo indiferente por otras vidrieras. Es demasiado tarde, perdí mi primera batalla pues mi mente ya estableció conexión directa con cada uno de sus hilos. Es el comienzo del fin: Me pienso usándola. Estoy jodida.

No todo es impulso de compra, mis amigas. Tengo una breve (brevísima) fase racional en la que visualizo los muertos en batalla que ocupan mi placard: gastadas musculosas negras que me han hecho una mujer felizmente vestida por aproximadamente dos meses hasta que comenzaron a desteñirse, estirarse y, lo peor, cubrirse de esas pelotitas blancas que se vuelven reflectores bajo la luz ultravioleta del boliche. Si he sido vilmente engañada en tantas oportunidades por estas musculosas vende humo,
¿Por qué esta vez será distinto cuando todo parece indicar que seguirá el mismo curso? ¡¡Vamossss, piensa mujer cegada por el síndrome del ropero lleno!!!!.

Es en vano, una mujer puede luchar contra todo menos con la idea de pensarse con la musculosa puesta. En una imagen mental sería, más o menos, algo así: una pradera verde repleta de girasoles. Yo corriendo con los brazos abiertos y, frente a mí, trotando a mi encuentro, “LA” musculosa. Nos fundimos en un abrazo de humano-ropa/ropa-humano mientras polleras, sacos y remeras, verdes de la envidia, nos aplauden.
(fin de momento gráfico volado)


Tipo zombie (sexy, desde luego), me sumerjo en el vestidor y me la pruebo. Me queda perfecta y, en segundos, mi hábil mente entrenada maquinó cincuenta combinaciones posibles y proyectó salidas que la tendrán como protagonista. Juntas seremos dinamita (¿?).

¡Oh, no! Pronto me percato que no es una musculosa perfecta; de hecho, tiene un agujerito discreto pero notorio que me hace dudar respecto de nuestra posible vida juntas. ¿Para qué voy a gastar dinero en una prenda que me da lo mismo tener o no tener?

Miedo superado. El hoyo que la atraviesa no me detiene.


  • Crónica de una muerte anunciada

Las primeras puestas fueron cuasi perfectas, como toda cosa nueva que uno suma a su lista de pertenencias. Surgen en una, con una automaticidad que comienza a asustarme, esas ansiedades incontrolables:


  1. Querés usarla todo el tiempo como si fuera la única opción que tuvieras,
  2. Suponés que ninguna otra musculosa de la tierra te quedaría TAAAAN bien,
  3. Te vestís hermosa para combinar con el nuevo elemento,
  4. Aunque comenzás a ver señales de desgaste propias de una prenda comprada apresuradamente, lo dejás pasar.¡Error!
Ella se esforzaba (un poco… tampoco vamos a darle demasiado mérito por algo tan simple) por amoldarse perfectamente a mi cuerpo y encajar con el resto de mi guardarropas.


Lo inevitable sucedió
. Esa "musculosa básica" no solo comenzó a desteñir sino que, demasiado pronto, descubrí un sinfín de agujeritos que, con la maldita emoción de compra, no había logrado ver. La musculosa no solo fue perdiendo ese negro resplandeciente que me encegueció las primeras puestas, sino que se rompió ¡y cómo!. Pero esta ruptura no fue similar a mis anteriores decepciones musculosisticas, esta vez estalló en mi, dejándome desnuda y vulnerable, arrepintiéndome por haber caído nuevamente en una prenda errada.


La primera vez que se hizo añicos en mí, sentí angustia y ganas por repararla, ingenuamente pensaba que aún nos quedaban muchas salidas para lucirnos juntas. Quizás la había usado demasiadas veces, quizás no la planché correctamente, quizás, quizás, quizás…


Como buena cabeza dura - de las mejores, reconocería sin demasiado orgullo - me esforcé por seguir adelante. Metí panza para no forzar sus costuras mientras pensaba por cuánto tiempo podría mantener el aire sin desmayarme en el intento. ¿Tanto sacrificio le debía a esta musculosa negra nueva que se comportaba como si tuviera años de uso y maltrato?

Desde luego, fue la crónica de una muerte anunciada. En esta ocasión no me invadió la nostalgia ni la angustia, la bronca se personificó en mí en su más pura expresión. Tantas ganas y tiempo invertido en una prenda que, evidentemente, no era para mí.
No pretendía qe me hiciera más delgada ni que me convirtiera en una Barby de 90-60-90, ni siquiera exigía que me quedara perfecta en las primeras puestas, pues comprendo que la ropa requiere de uso y lavado para alcanzar su verdadera y permanente forma.




  • S.O.S. ¡Las musculosas negras nos invaden!

Momento. Me detuve en mi frenética búsqueda de explicaciones y miré a mi alrededor. Esta vez, no había praderas de girasoles. Fue entonces que vi montones de hermosas mujeres usándolas, metiendo panza, buscando excusas en sí mismas - presas del miedo, impotencia y ¿perseverancia malgastada? - para justificar aquella prenda fallada.

Aquí lo peor de todo: están aterradas ante la idea de que, si se deshacen de ellas, no encontrarán ninguna otra musculosa para vestir sus días. Es triste pensar que, por momentos (que en ocasiones duran años), el hecho de que las haga más gordas, que estén desteñidas y estiradas, que no les quede como ellas esperan que lo haga oficien de mejores opciones a dejar de tenerla.




Me cansé. ¡Renuncio a esta estúpida moda conformista!. Junto lo pedazos de mi musculosa destruida y no la guardo en el fondo de placard junto con el resto de cadáveres que, con un poco más de voluntad, también tendrán el mismo destino. Esta musculosa se va lo suficientemente lejos de mi (cuestión de no tentarse, vió).

Aclaración: no las invito a deshacerse de todas las musculosas negras. Lamentablemente, es una prenda gauchita ideal para salir del paso cuando nada parece convencerte. El problema existencial surje cuando la musculosa se torna en "la musculosa", diva de tu ropero.


Hoy elijo
( en 5 días elijo), con un poco más de suerte y conciencia, un vestido que me haga sentir hermosa aún al despertar por la mañana con una resaca destructiva. Un vestido que, en ocasiones y a merced del desorden de mi placard, probablemente tenga arrugas, pero que siempre
vuelva a amoldarse elásticamente a mi cuerpo como el primer día.


Desde luego, ya no pienso recorrer vidrieras deseando encontrarlo; de ser así, con seguridad recaería en la compra compulsiva de musculosas negras que sacien temporalmente las desesperadas ganas de completar mi placard.

jueves, 7 de octubre de 2010

Corazones frios

Tropiezo nuevamente. Por momentos pienso, algo ahogada en mi tristeza (espero) temporal, que se me ha vuelto costumbre la elección errada. Maldito corazón ciego de puntería tan evidentemente fallida.


No hicimos más que toparnos con corazones fríos, amiga. Corazones que levantan murallas impenetrables y suponen que sus días estructurados y predecibles son el ideal.


Pues claro… cuando nos rodeamos de redes y colchonetas que amortiguan caídas, todo duele menos. Todo es menos. Menos sentimos, menos queremos, menos soñamos, menos proyectamos, menos VIVIMOS.



¿Tiempo al tiempo? Sí, el tiempo es buen aliado, corazón frío. Pero el tiempo sin voluntad de arriesgarse es sólo eso, TIEMPO que corre y te envejece.


Cuando comenzas a creer que tu ideal de planta es un cactus… y sí, estamos jodidos. Pintá tus paredes de blanco, escuchá siempre la misma frecuencia de radio, no salgas de tu hogar con ese plato sucio sobre la mesa, tomá “pastillas para no soñar y vivirás 100 años”, corazón frío.


Por mi parte, mi corazón torpe y atolondrado, ansioso y espontáneo, te desea una vida de tropezones que te hagan fuerte. También te pide disculpas por haber atacado con su artillería más pesada, creyendo ingenuamente que - cual antídoto - podría derribar esas paredes altas, cuando no hizo más que intensificar ese dolor latente que parece haber conquistado tus días. Ese dolor que contaminó los cimientos de esa estructura que crees perfecta, corazón frío, y se expande como un virus silencioso impidiéndote dejar entrar un poco de aire fresco.


(Final reeditado luego de un ataque fugáz de racionalidad)


Gracias por todo. Buena suerte y hasta siempre. Sigo en la búsqueda de mi final feliz.



jueves, 13 de mayo de 2010

La Acrobacia en Extremos

Bienvenidos queridos queluches - o los que hayan logrado sobrevivir a largos meses de rotundo pero justificable abandono - a un nuevo post, a una nueva yo, trastornadamente encantadora.



Desde luego, la bipolaridad no es un estado que desee sumar a mi colección de características personales poco felices, razón por la cual paso a explicar en detalle en qué consiste tal duplicidad.

La acrobacia en extremos se ha vuelto involuntariamente mi deporte predilecto. No recuerdo con precisión en qué momento de mis días me asocié al Club de la Ciclotímia, a este maldito vaivén de sentimientos encontrados... bah! que no se encuentran, se estrellan frenéticamente entre sí cual partículas en la Maquina de Dios.

En ocasiones, pienso en mi cabeza como la representación ¿tierna? de un juego de autitos chocadores fuera de control, encimados, atravesando las paredes contenedoras y atropellando gente (nótese: la gente atropellada era "mala").

Oscilo entre pasos calculados de una estatua de hielo que poco entiende de pasiones y un ser impredecible impulsado por los caprichos más absurdos pero, desde luego, encantadores. ¡Te digo que me regales la Luna!
...

Mi versión racional reflexionaría: "Es evidente que no vas a darme la Luna; está lejos, es grande y encima está toda poceada. Es más, creo que no la quiero, es tan sólo la visión de ella - así ... toda coqueta e inmersa en el infinito - que me hace falsamente desearla".

Pues bien, mi yo reflexivo es de vencimiento rápido y esperable. En cuestión de una noche, obsequio mi racionalidad a la cama y salgo a pasear sin ella, desnuda de conciencia y derrapando en las mismas curvas.




Ufffffff ¡Que quiero la Luna ya!


jueves, 2 de abril de 2009

Hoy prefiero...

Bienvenidos queridos queluches a nuevo post que se ha hecho esperar cual diva de moda. No me detendré a contarles qué ha sido de mis días, sólo relataré aquéllo que, dulcemente, me quita el sueño:

Ya no me da nostalgia aquella soledad que vuelve a enterrarse en la oscuridad de mi cajón.
Ya no ruego estabilidad, pues comparto con él mi castillo de arena y juntos enfrentamos la furia del mar.

Me despido sin miedo de los malabares de ansias y angustias.
Me despido de la incertidumbre de viernes por la noche y el vacío de sábado por la tarde.


Hoy, el calendario vuelve a conquistarme cada 18 del mes.
Hoy, ya no juego a las escondidas...


Hoy, simplemente, me dedico a amarlo.


Así es, queridos queluches, me enamoré de la inocencia de un beso demorado, de encuentros dilatados y frapuchinos compartidos. Me enamoré desde la punta de las pestañas hasta las entrañas de mis caprichos. Me enamoré y esta invasión de mariposas revoltosas se ha vuelto mi sensación favorita.


En pocos meses descubrí que prefiero pelearle hasta el cansancio y robarle la mitad del colchón.
Prefiero sufrir sus silencios cuando el enojo lo sacude y su música, que emerge de cada rincón de su habitación.


Hoy, simplemente, prefiero amarlo.




- No voy a dejarte ir
- ¿Y si sos vos la que se va?
- Buscame

martes, 22 de julio de 2008

RELAX... Just do it!


Bienvenidos queridos queluches a un nuevo post de rosada esencia; representante de le femenidad es su más puro esplendor y abanderado de las más reprochables actitudes de una mujer que comienza a darse cuenta cómo gira en verdad el mundo sentimental.


Completamente al revés!

La soledad es una maldita amiga reflexiva que te obliga - de manera muy sutil – a iluminar abandonados recovecos de una personalidad que sólo se sabe en compañía. Sin lugar a dudas, el manual “Sobreviva a la soledad con dignidad” quitaría del podio a los grandes best sellers y se volvería libro de cabecera de un buen grupo de jóvenes desesperadas por no “meter la pata”.

Éste y otros tantos títulos no deberían faltar en tu biblioteca:

Piénsalo mil veces antes de mandar ese mensaje”, “Señales de vida sólo al final de la semana”, “La relajada experiencia de pensar como ellos”, entre otros aclamados éxitos.

Desde luego – si han dudado de mi astucia – anticipo que no haré confesiones respecto a mi comportamiento de quinceañera, ni aún las estrategias ingeniosamente desarrolladas para salirme con las mías.
He decidido dejar de ser un desventurado Coyote para transformarme en un esbelto y tierno Correcaminos. Bip Bip!






Me despido sin nostalgia de los planteos que tanto me han hecho trasnochar y encaro esta cuasi nueva vida - sin reencarnación de por medio - con más curiosidad que miedo. Arrojada a lo impredecible sin redes "planeadas" que aseguren un aterrizaje medianamente seguro.


¿Será éste un nuevo paso para la humanidad femenina queluchiana o, por lo contrario, una regresión disfrazada de superación?

Quizás si...
Quizás no...


Pensarlo demasiado sería una gran contradicción al título de este post.

viernes, 25 de abril de 2008

Yo y mi circunstancia...

Bienvenidos queridos queluches a este post postergado, premeditado y varias veces desdibujado.
Lamento esta dulce espera.

No pretendo aburrirlos con mis vaivenes; intentaré no arrastrarlos a mis agonías esporádicas y sentimientos de libertad encarcelados. No lloraré mis penas, no compartiré recuerdos, ni aún aspiraré hallar respuestas que sacien tanta sed de estabilidad.



Mi cuasi perfecta armonía se disuelve cual castillo de arena que, creyéndose indestructible, enfrenta la furia del mar. Pobre iluso...


Comienzo a preguntarme qué tan sólidas son las bases de mis proyectos, de mis sueños. Definitivamente debería haber estudiado arquitectura.






Y aquí estoy... Ortega y Gasset, yo y mi circunstancia.

Y ayer fui ...

Temerosa de dar pasos en falso, de extrañar mi rutina y darme cuenta que he tomado el camino equivocado cuando apenas logre distinguir el contorno de aquello que dejé atrás.
Equilibrista en la delgada línea que separa mi pasado del futuro, contemplando posibilidades y renegando el punto final.

Y regreso a mi hoy...
a mis noches que, por momentos, se vuelven algo más que eternas.
Leo las últimas palabras de un libro que supo regalarme los días más hermosos. Guardo en lo más profundo de mi aquella satisfacción que sólo la buena lectura puede darnos.

Me descubro, me vuelvo a conocer, me pongo a prueba. ¿Miedo?
Ufff ¡Como nunca!
... me aterra estar a solas conmigo. De hecho, he buscado mil excusas para alejarme de mi pero, inevitablemente, vuelvo a encontrarme. Maldita Guía Tefi.


Pero en tanta búsqueda fallida, en tanto callejón sin salida y laberintos de segunda, he podido descubrir la clave de mi paz:


Definitivamente debo dejar de buscar...